Entendemos por logística a todas las acciones que se llevan a cabo con la finalidad de entregar un producto al consumidor, pasando por procesos como la producción de materiales, el almacenamiento y transporte de los mismos.
Ahora bien, ¿Qué ocurre cuando es el consumidor quien nos entrega el producto? Esto podría suceder, por ejemplo, si hay una devolución.
En este caso, estaríamos hablando de Logística Inversa.
Logística Inversa
La logística inversa es la que se encarga de gestionar el proceso de retorno del producto. Desde el consumidor, hasta el almacén o empresa de donde provenía.
La logística inversa permite mantener elevados los niveles de satisfacción con el consumidor final, ya que se sentirá respaldado en el proceso de compra, o de post-compra, para ser más exactos. Además, contar con un plan de logística inversa te ayudará a optimizar el proceso y ahorrar en costes.
Para implementar de manera efectiva un buen sistema de logística inversa, deberemos atender a factores como creación de una política de devoluciones, la colaboración con la empresa de transportes con la que trabajamos, la política y servicio de atención al cliente para poder comunicarnos con él en caso de que existan reclamaciones o imprevistos, o incluso la gestión del almacenamiento si no disponemos de un lugar para ello.
Tipos de Logística Inversa
Aunque en este post hayamos hablado solo de devoluciones, la logística inversa puede ser de devoluciones o de residuos.
Devoluciones: se centra en el proceso de retorno de productos defectuosos, mal enviados, erróneos, etc. Estos se repararán, almacenarán y volverán a comercializar si el proceso es exitoso.
Residuos: los productos en retorno son posteriormente reciclados o desechados. Se suelen utilizar de nuevo como materias primas para la fabricación de nuevos productos.
Aquí tienes algunos Ejemplos de Logística Inversa.
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